20141007

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Estas son las palabras que finalmente me convirtieron en el ermitaño que ahora soy, fue muy repentino. Las vi y supe lo que tenía que hacer.

El letrero decía:
Sujete el palillo por la mitad. Humedezca con la boca el extremo puntiagudo. Introdúzcalo en el espacio interdental, con el extremo romo cerca de la encía. Muévalo suavemente de dentro a afuera. 

- Me pareció - dijo Wonko el Cuerdo - que una civilización que hubiera perdido la cabeza hasta el punto de incluir una serie de instrucciones detalladas para utilizar un paquete de palillos de dientes ya no era una civilización en la que yo pudiera vivir y seguir cuerdo.

Importado de "Hasta luego y gracias por el pescado"

20141006

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Tomando bocadillos en los bares los sábados a la hora de comer, es como los británicos intentan expiar sus pecados nacionales, cualesquiera que sean.
No tienen nada claro qué clase de pecados son, y tampoco quieren saberlo. Ese es el tipo de cosas que uno no quiere saber. Pero sean los que sean, quedan ampliamente purgados por los bocadillos que se obligan a comer.
Si algo hay pedir que los bocadillos, son las salchichas que siempre se encuentran a su lado. Cilindros sin alegría, llenos de cartílagos, que flotan en un mar de algo caliente y triste, con un alfiler de plástico en forma de gorro de jefe de cocina: en recuerdo, podría pensarse, de algún cocinero que odiaba al mundo y murió olvidado y solo entre sus gatos en una escalera de servicio en Stepney.
Las salchichas son para quienes saben cuáles son sus pecados desean expiar alguno en concreto.

Importado de "Hasta luego, y gracias por el pescado"

20141005

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Will Smithers, por ejemplo, el dueño de Ignorantón, perro nada prodigioso y animal tan estúpido que lo habían despedido de uno de los anuncios de Will por ser incapaz de saber qué comida de perro debía preferir, pese al hecho de que en los demás cuencos habían vertido aceite de motores. 

Importado de "Hasta luego, y gracias por el pescado"

20141004

11101101

"Seems to me you put too much stock in the affairs of children. It probably didn't mean anything."
"Yes, it meant something. Then he said, “Mr. Trask, do you think the thoughts of people suddenly become important at a given age? Do you have sharper feelings or clearer thoughts now than when you were ten? Do you see as well, hear as well, taste as vitally?”
"Maybe you're right," sid Adam.
"It's one of the great fallacies, it seems to me," said Lee, "that time gives much o anything but years and sadness to a man."
"And memory."
"Yes, memory. Without that, time would be unarmed against us."

Importado de "East of Eden"

20141003

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“In uncertainty I am certain that underneath their topmost layers of frailty men want to be good and want to be loved. Indeed, most of their vices are attempted short cuts to love. When a man comes to die, no matter what his talents and influence and genius, if he dies unloved his life must be a failure to him and his dying a cold horror. It seems to me that if you or I must choose between two courses of thought or action, we should remember our dying and try to live so that our death brings no pleasure to the world.”

Importado de "East of Eden"

20141002

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- Procede de una democracia muy antigua, ¿comprendes?
- ¿Quieres decir que viene de un mundo de lagartos?
- No - dijo Ford, que entonces estaba en un plan algo más racional y coherente que antes, una vez que se le obligó a beber el café -, no es tan sencillo. No es así de simple. En su mundo, la gente es gente. Los dirigentes son lagartos. La gente odia a los lagartos y los lagartos gobiernan a la gente.
- Qué raro - comentó Arthur -, te había entendido que era una democracia.
- Eso dije. Y lo es - aseguró Ford.
- Entonces, ¿por qué la gente no se libra de los lagartos? - preguntó Arthur, esperando no parecer ridículamente obtuso.
- Francamente, no se les ocurre. Todos tienen que votar, de manera que creen que el gobierno que votan es más o menos lo que quieren.
- ¿Quieres decir que efectivamente votan a los lagartos?
- Pues claro - repuso Ford, encogiéndose de hombros.
- Pero - objetó Arthur, volviendo de nuevo a la gran pregunta -, ¿por qué?
- Porque si no votaran por un lagarto determinado - explicó Ford -, podría salir el lagarto que no conviene. ¿Tienes ginebra?
- ¿Qué?
- He preguntado - dijo Ford, con un creciente tono de urgencia en la voz - que si tienes ginebra.
- Ya miraré. Háblame de los lagartos.
Ford volvió a encogerse de hombros.
- Algunos dicen que los lagartos son lo mejor que han conocido nunca. Están totalmente equivocados, por supuesto, entera y absolutamente equivocados, pero alguien se lo tiene que decir.
- Pero eso es terrible - observó Arthur.
- Mira tío - repuso Ford -, si me hubieran dado un dólar altariano cada vez que alguien mira a una parte del Universo y dice «Eso es terrible», no estaría aquí sentado como un limón esperando una ginebra. Pero no tengo ninguno, y aquí estoy.

Importado de "Hasta luego, y gracias por el pescado"

20141001

11101010

PROLOGO
En los remotos e inexplorados confines del arcaico extremo occidental de la Espiral de la Galaxia, brilla un pequeño y despreciable sol amarillento.
En su órbita, a una distancia aproximada de ciento cincuenta millones de kilómetros gira un pequeño planeta totalmente insignificante de color azul verdoso, cuyos pobladores, descendientes de los simios, son tan asombrosamente primitivos que aún creen que los relojes digitales son de muy buen gusto.

Ese planeta tiene o, mejor dicho, tenía el problema siguiente: la mayoría de sus habitantes eran desdichados durante casi todo el tiempo.
Muchas soluciones se sugirieron para tal problema, pero la mayor parte de ellas se referían principalmente a los movimientos de unos papelitos verdes; cosa extraña, ya que los papelitos verdes no eran precisamente quienes se sentían desdichados.
De manera que persistió el problema; muchos eran mezquinos, y la mayoría se sentían desgraciados, incluso los que poseían relojes digitales.
Cada vez eran más los que pensaban que, en primer lugar, habían cometido un grave error al bajar de los árboles. Y algunos afirmaban que lo de los árboles había sido una equivocación, y que nadie debería haber salido de los océanos.

Y entonces, un jueves, casi dos mil años después de que clavaran a un hombre a un árbol por decir que, para variar, sería estupendo portarse bien con los demás, una muchacha sentada sola en un pequeño bar de Rickmansworth comprendió de pronto qué había ido mal hasta entonces, y supo por fin cómo el mundo podría convertirse en un lugar agradable y feliz. Esta vez era cierto, daría resultado, y no habría que clavar a nadie a ningún sitio.
Lamentablemente, sin embargo, antes de que, pudiera llegar a un teléfono para contárselo a alguien, la Tierra fue súbitamente demolida para dar paso a una nueva vía de circunvalación hiperespacial. Y así se perdió la idea, al parecer para siempre.
Esta es la historia de la muchacha.

Importado de "Hasta luego y gracias por el pescado"