Ignatius percibió que algnos atuendos eran lo bastante nuevos y lo bastante caros como para ser considerados sin duda ofensas al buen gusto y la decencia. La posesión de algo nuevo o caro sólo reflejaba la falta de teología y de geometría de una persona. Podia proyectar incluso dudas sobre el alma misma del sujeto.
(Importado de La Conjura de los Necios)
20100307
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