El viejo tenía razón, los hombres eran siempre los mismos. Pero ésa era su fuerza y su inocencia y era eso en lo que, por encima de todo su dolor, Rieux sentía que se unía a ellos.
Importado de "La Peste"
20110131
20110128
00111001
Mi abuelo murió cuando yo era niño. Era escultor. Era además un hombre muy bondadoso, dispuesto a querer a todo el mundo. Ayudaba a limpiar la casa de vecindad, hacía juguetes para los niños, y un millón de cosas. Tenía siempre las manos ocupadas. Y cuando murió, comprendí que yo no lloraba por él, sino por todas las cosas que hacía. Lloraba porque nunca volvería a hacerlas. Nunca vovlería a labrar otro trozo de madera, ni nos ayudaría a criar palomas y pichones en el patio, ni tocaría el violín de aquel modo, ni nos contaría aquellos chistes. Era parte de nosotros y, cuando murió, todos los actos se detuvieron, y nadie podía reemplazarlo. Era un individuo. Era un hombre importante. Nunca pensé en su muerte. Sí en cambio en todos los objetos labrados que nunca nacieron a causa de esa muerte. Cuántas bromas faltan ahora en el mundo, cuántas palomas que sus manos nunca tocaron. Mi abuelo modelaba el mundo. Hacía cosas en el mundo. Con su muerto el mundo perdió diez millones de actos hermosos.
Importado de Fahrenheit 451
Importado de Fahrenheit 451
20110125
00111000
¿Quién podría afirmar que una eternidad de dicha puede compensar un instante de dolor humano?
Importado de "La Peste"
Importado de "La Peste"
20110123
00110111
Recordando estas cosas mientras alistaban el baúl de José Arcadio, Úrsula se preguntaba si no era preferible acostarse de una vez en la sepultura y que le echaran la tierra encima, y le preguntaba a Dios, sin miedo, si de verdad creía que la gente estaba hecha de fierro para soportar tantas penas y mortificaciones; y preguntando y preguntando iba atizando su propia ofuscación, y sentía unos irreprimibles deseos de soltarse a despotricar como un forastero, y de permitirse por fin un instante de rebeldía, el instante tantas veces anhelado y tantas veces aplazado de meterse la resignación en el fundamento y cagarse de una vez en todo, y sacarse del corazón los infinitos montones de malas palabras que había tenido que atragantarse en todo un siglo de conformidad.
-¡Carajo! -gritó
Amarante, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán.
-¡Donde está! -preguntó alarmada
-¿Qué?
-¡El animal! -aclaró Amaranta
Úrsula se puso un dedo en el corazón.
-Aquí -dijo
Importado de "Cien años de soledad"
-¡Carajo! -gritó
Amarante, que empezaba a meter la ropa en el baúl, creyó que la había picado un alacrán.
-¡Donde está! -preguntó alarmada
-¿Qué?
-¡El animal! -aclaró Amaranta
Úrsula se puso un dedo en el corazón.
-Aquí -dijo
Importado de "Cien años de soledad"
20110121
00110101
(...) Arcadio encontró ridículo el formalismo de la muerte. En realidad no le importaba la muerte sino la vida, y por eso la sensación que experimentó cuando pronunciaron la sentencia no fue una sensación de miedo sino de nostalgia.
Importado de "Cien años de soledad"
Importado de "Cien años de soledad"
20110119
00110100
Pero el cronista está más bien tentado de creer que dando demasiada importancia a las bellas acciones, se tributa un homenaje indirecto y poderoso al mal. Pues se da a entender de ese modo que las bellas acciones sólo tienen tanto valor porque son escasas y que la maldad y la indiferencia son motores mucho más frecuentes en los actos de los hombres. Ésta es una idea que el cronista no comparte. El mal que existe en el mundo proviene casi siempre de la ignorancia, y la buena voluntad sin clarividencia puede ocasioanr tantos desastres como la maldad.
Importado de "La Peste"
Importado de "La Peste"
20110117
20110106
00110011
Uno siempre teme las cosas insólitas. Recuerdas seguramente a un compañero de escuela excepcionalmente brillante, que recitaba las lecciones y respondía a las preguntas mientras los demás lo miraban con odio, inmóviles como estatuas de plomo ¿Y no era este mismo compañero brillante al que golpeaban y torturaban al salir de la escuela? Claro que sí. Todos debemos parecernos. No nacemos libres e iguales, como dice la Constitución, nos hacemos iguales. Todo hombre es la imagen de todos los demás, y todos somos así igualmente felices. No hay montañas sobrecogedoras que puedan empequeñecernos. La conclusión es muy sencilla. Un libro, en manos de un vecino, es un arma cargada. Quémalo. Saca la bala del arma. Abre la mente del hombre ¿Se sabe acaso quién puede ser el blanco de un hombre leído? ¿Yo? No puedo aceptarlo.
Importado de Fahrenheit 451
Importado de Fahrenheit 451
20110104
00110010
(...) vuestra simiedad, señores míos, en tanto que tuvierais algo similar en vuestro pasado, no podría estar mas lejana de vosotros de lo que de mí está la mía. Sin embargo, le cosquillea los talones a todo aquel que pisó sobre la tierra, tanto al pequeño chimpancé como al gran Aquiles.
Importado de "Informe para una academia ", en "Bestiario".
Nota: el protagonista es un chimpancé.
Importado de "Informe para una academia ", en "Bestiario".
Nota: el protagonista es un chimpancé.
20110103
00110001
Las plagas, en efecto, son una cosa común pero es difícil creer en las plagas cuando las ve uno caer sobre su cabeza. Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras y, sin embargo, pestes y guerras toman a las gentes siempre desprevenidas.
(...)
Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: "Esto no puede durar, es demasiado estúpido". Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo. Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan (...)
Importado de "La Peste"
(...)
Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: "Esto no puede durar, es demasiado estúpido". Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo. Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. Pero no siempre pasa, y de mal sueño en mal sueño son los hombres los que pasan (...)
Importado de "La Peste"
20110101
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