20121103

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Hoy es un día perfecto para los peces plátano.
-No veo ninguno -dijo Sybil.
Es muy posible. Sus costumbres son curiosas. Muy curiosas.
Siguió empujando el flotador. El agua le llegaba al pecho.
-Llevan una vida muy triste -dijo -. ¿Sabes lo que hacen, Sybil?
Ella negó con la cabeza.
-Bueno, te lo explicaré. Entran en un pozo que está lleno de plátanos. Cuando entran, parecen peces como todos los demás. Pero, una vez dentro, se portan como cochinos, ¿sabes? He oído hablar de peces plátano que han entrado nadando en pozos de plátanos y llegaron a comer setenta y ocho plátanos -empujó al flotador y a su pasajera treinta centímetros más hacia el horizonte -. Claro, después de eso engordan tanto que ya no pueden salir. No pasan por la puerta.
-No vayamos tan lejos -dijo Sybil. ¿Y qué pasa después con ellos?
-¿Qué pasa con quiénes?
-Con los peces plátanos.
-Bueno, ¿te refieres a después de comer tantos plátanos que no pueden salir del pozo?
-Sí - dijo Sybil
-Mira, lamento decírtelo, Sybil. Se mueren.
¿Por qué? -pregunto Sybil.
Contraen fiebre platanífera. Una enfermedad terrible.

Importado de "Un día perfecto para el pez plátano", en "9 cuentos"

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