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El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de
compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores.


¿Es mejor estar con Teresa o quedarse solo?

 No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe
comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor
representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo
para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece un boceto. Pero ni siquiera boceto es la palabra
precisa, porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que
el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.

«Einmal ist keinmal», repite Tomás para sí el proverbio alemán. Lo que sólo ocurre una vez es
como si no ocurriera nunca. Si el hombre sólo puede vivir una vida es como si no viviera en absoluto.

Importado de "La insoportable levedad del ser"

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