Como el calor –contaba que es como el calor–, estás dos o tres días
en el calor y lastima salir al frío. Pero los que estuvieron un tiempo en el
calor –parece mentira– resisten el frío más y por más tiempo.
–Sé de autos, sé de radiadores. Uno no es muy distinto de un auto.
No es que uno guarde el calor en un termo de adentro, no es posible.
Cualquier mecánico lo puede demostrar. Es otra cosa –explicaba–. Si se
junta calor, después de un rato al frío el calor se va.
Pero el que estuvo un tiempo en el calor puede aguantar más tiempo
el frío. Están ahí en el frío, ya se les enfriaron los termos y los circuitos
del motor, y siguen aguantando, porque si llegan del calor, aunque estén
fríos, se acuerdan del calor que tuvieron y pueden estar bien en el
frío sabiendo que el calor existe, que el calor estuvo, que puede estar todavía
ahí, esperándolos. En el frío, al que llegó desde el calor, cuando ya
está frío le alcanza con saber que puede imaginarse cómo era el calor.
En cambio, el que estuvo en el frío, siempre en el frío, está frío, olvidó.
Está listo, está frío, no tiene más calor en ningún lado y el frío lo
come, le entra, ya no hay calor en ningún sitio, lo único que puede calentar
es el frío, quedarse quieto, y en cuanto puede imaginar que ese
frío quieto es calor, se deja estar al frío, comienza a helarse y el frío ya
le deja de doler y termina.
Importado de "Los pichiciegos"
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