20110627

01010100

Mientras el doctor Leggo callaba y miraba por la ventana, dejé que mi imaginación le adjudicara una historia: se había jurado no ser jamás tan frío como su padre, y sin embargo, al igual que Jo, el doctor Leggo se había convertido en una víctima del éxito, había ascendido por la pirámide a lametones y había llegado a ser tan frío que su hijo debía seguir un tratamiento psicológico para resolver el conflicto entre su aversión hacia su frío padre y el anhelo de que su frío padre fuera tan cálido y amoroso como el padre de su padre, es decir, su abuelo. El doctor Leggo se había pasado la vida viviendo para ese momento electrizante de la Medicina en que un concepto ahuyenta el hedor de una enfermedad, y en que tal concepto es recibido con un encendido aplauso, cuando su frío padre no le había aplaudido nunca. El doctor Leggo estaba empeñado en producir tales momentos electrizantes de la Medicina. Pensaba que si lograba ser una especie de generador de Van der Graaf de la Casa de Dios, podría conseguir que sus chicos lo amaran.

Importado de "La Casa de Dios"

No hay comentarios:

Publicar un comentario