Mirá, si se nació oveja hay que vivir oveja, y el águila precisa sitio para decolar a fondo. Yo podré tener la forma de la lata en que me han envasado desde que Jesús se convirtió en el tercer ojo de los occidentales; pero una cosa es la lata y otra la sardina. Creo saber cuál es mi lata; ya es bastante para distinguirme de ella.
-De distinguirla a escaparse...
-No sé si es posible escaparme -dijo Juan-. Pero sé que mi deber para conmigo es hacerlo. Aquí los resultados cuentan menos que las acciones.
-Tu deber para contigo -murmuró Clara-. ¿Sólo con vos mismo para realizarte?
-Solo cuento conmigo, y aún así en pequeña parte -dijo Juan-. De mí tengo que descontar al enemigo, a ese que fue criado para que matara mi parte libre. A ese que debía ser bueno, querer mucho a su papito, y no treparse en las sillas o en los zapatos de las visitas. Cuento con tan poco de mí mismo; pero ese poco vela, está atento. Baudelaire tenía razón, cronista; es Caín, el rebelde, el libre, quien debe cuidarse del blandísimo, del viscoso y bien educado Abel.
Importado de El Examen