20120309

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-Ya sé, una muertecita liviana, sin consecuencias -dijo Juan-. Pero viejo, ése es el gran prestigio del dormir, la perfección del apoliyo. Vacaciones de sí mismo, no ver y no verse. Perfecto, che
-Puede ser. De todos modos uno se adhiere tan moluscamente a sí mismo que aun medio dormido resulta difícil hacerse la zancadilla. A mí, por ejemplo, me pasa levantarme a las cuatro de la mañana para mear, consecuencia inevitable de quedarme mateando hasta tarde. Cuando me meto de nuevo a la cama noto que el cuerpo, por su sola cuenta (-¡Busca el huequito caliente! -gritó Stella), justito, querida, busca el hueco caliente, su calco, comprendés, su huella viva. Los pies en el rinconcito tibio, el hombre en su nicho abrigado...No hay caso, viejo, no en vano creemos que A es A.
-La única que busca un sitio fresco es la cabeza -dijo Juan-, lo que prueba que es la parte pensante de la persona.

Importado de El Examen

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