20140207

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  El Universo, como ya hemos observado antes, es un lugar inabarcablemente grande, hecho que la mayoría de la gente tiende a ignorar en beneficio de una vida tranquila.
  Mucha gente se mudaría contenta a otro sitio bastante más pequeño de su propia invención, cosa que realmente hace la mayoría de los individuos.
  Por ejemplo, en un rincón del extremo oriental de la Galaxia está el planeta Oglarún, un enorme bosque cuya población "inteligente" vive siempre en un nogal bastante pequeño y lleno hasta los topes. En ese árbol nacen, viven, se enamoran, tallan en la corteza diminutos artículos especulativos sobre el sentido de la vida, la inutilidad de la muerta y la importancia del control de natalidad, libran unas cuantas guerras sumamente insignificantes y al fin mueren atados a la parte oculta de las ramas exteriores menos accesibles.
  En realidad, los únicos oglarunianos que salen del árbol son aquellos expulsados por el nefando delito de preguntarse si existe otro árbol que contenga algo más que las ilusiones producidas por comer demasiadas oglanueces.

Importado de "El Restaurante del Fin del Mundo"

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